Colores que Abrazan: voluntariado para mejorar infancias

Más de 40 colaboradores ayudaron restaurar y mejorar espacios de entretención y el interior de casas de la residencia para niños, niñas y adolescentes de la Fundación Koinomadelfia.
grupo de colaboradores son sus overoles blancos para pintar las casas de la fundación Koinomadelfia.

Este sábado 25 de octubre se realizó el voluntariado Colores que Abrazan en la Fundación Koinomadelfia, ubicada en la comuna de Peñaflor, este espacio es una residencia transitoria de niños, niñas y adolescentes. 

Durante la jornada, se pintó el interior de cuatro casas, se mejoraron juegos como columpios y resbalines, se instaló un muro de escalada junto a un juego modular y hubo espacio de entretención para los niños con diversos talleres, pintacaritas y juegos inflables.

Los colaboradores, divididos en distintas cuadrillas fueron responsables de pintar el interior de las casas, procurando mejorar el espacio cotidiano de los menores. El trabajo contempló mover muebles, cubrir los pisos, dar varias manos de pintura y dejar el espacio limpio y ordenado para su uso. 

Un segundo grupo estuvo encargado de la restauración y pintura de un resbalín  y otros juegos que se encontraban en el patio de la residencia. Quienes además lijaron, rasparon y limpiaron los juegos antes de pintarlos. Por otra parte, otros colaboradores se preocuparon de la entretención de los menores, con talleres de fútbol y canto, además de organizar a los pequeños que estaban en los juegos inflables y los pintacaritas. 

Esta iniciativa nació del programa Postula tu Voluntariado, en el cual colaboradores presentaron diversas propuestas de voluntariados para acceder a un fondo, posteriormente se realizó una votación y el ganador fue Colores que Abrazan, iniciativa propuesta por el jefe Comercial, Alfredo Contreras. Quien junto a su equipo realizó las gestiones necesarias para una correcta distribución de los fondos e implementos, además de ser el vínculo directo con la Fundación. 

La Fundación Koinomadelfia actualmente tiene una plaza máxima de 70 niños, que se distribuyen en ocho casas, donde cada casa tiene una cuidadora que trabaja por turnos semanales. La funcionalidad de esta modalidad es entregar un ambiente más cercano, familiar y hogareño para los niños y niñas. 

En cada casa conviven 6 niños pequeños y 8 niños más grandes. Donde las comidas como el desayuno o la once son hechos por la cuidadora, el almuerzo se realiza en la cocina del lugar y es en conjunto para todos los niños de la casa. Esto debido a que uno de los principales objeticos del hogar es que los menores puedan tener un ambiente familiar, fomentando en ellos las relaciones fraternales y de cuidado desde los más grandes a los más pequeños.